Carta del Padre Director Nº 12

Carta del Padre Director Nº 12

¡Estimado Caballero de la Inmaculada!

Letters Fr.StehlinCon gran alegría y gratitud puedo informarles que nuestro nuevo Superior General, ha dado su aprobación y bendición para la creación de la nueva central internacional de la M.I. en Varsovia. Asimismo, ha escrito unas palabras de recomendación para “El Pequeño Manual de la M.I.”, que ya ha sido publicado en inglés, francés y español; y que pronto podrá ser adquirido también en alemán. Se trata de un resumen de todas las cuestiones de la M.I., pero sobre todo su esencia, así como su justificación, su necesidad y su actualidad. Además, en un capítulo aparte, se describe la relación entre la M.I. y otros movimientos, dado que siempre han vuelto a presentarse malentendidos y desconfianza con otros grupos marianos. Sin embargo, la parte principal trata de la existencia concreta de la M.I.: la admisión a la M.I. y especialmente la perseverancia de los Caballeros. Siempre es fácil comenzar algo, pero por el contrario, es sumamente difícil continuarlo y mantenerlo. Cada asociación se levanta y cae ante la cuestión de cómo mantener activos a sus integrantes; preservando y profundizando aún más su primer entusiasmo. Ésta es sin duda, la gran pregunta de todo católico y de todo Caballero: ¿Cómo puedo mantenerme fiel y ser cada vez más fiel?

Una de las respuestas viene de afuera: Es el deber de la dirección de la M.I., poner constantemente a disposición de los Caballeros, las armas y las municiones para la lucha por las almas, motivarlos de múltiples maneras para que cada vez sean mejores instrumentos en las manos de la Inmaculada. Toda la estructura de la M.I. fue creada para fabricar medios para el apostolado y para ofrecérselos a los Caballeros con las respectivas instrucciones. Por ello, contamos con las periódicas revistas, cartas, folletos, la esquina de la M.I., etc.

La otra respuesta debe venir del interior del Caballero: ¿De qué sirven todos estos esfuerzos mencionados anteriormente, si el Caballero los ignora? ¿Si no recibe lo que se le ofrece y no se dedica o apenas se dedica a ellos? Entonces uno no se debe sorprender de ser contado entre los Caballeros dormidos, que han sido infieles a la promesa de hacer algo para la Inmaculada y la salvación de las almas, al menos una vez al día. ¡Qué importante es rezar por más fidelidad y generosidad, pero también reflexionar sobre la esencia del Caballero, que está resumida tan profundamente en la Oración de la Consagración!

Intentemos comprender esto un poco mejor:

El fundamento de la M.I. es María, la Medianera de todas las Gracias. Este privilegio nos enseña, que todas las gracias de conversión y santificación que fueron ganadas por Nuestro Señor, por su pasión y muerte en la cruz, han sido confiadas a María, para que sean distribuidas a la gente de buena voluntad, “cuando Ella quiera, a quien Ella quiera, como Ella quiera y cuanto Ella quiera” (San Bernardo). Esta mediación sucede en doble dirección: primero fluyen del Sagrado Corazón de Jesús a través de las manos de la Inmaculada hacia nosotros. La luz y la gracia divina nos visita, nos convierte y nos santifica. Nosotros hemos de reaccionar a esta acción creadora y salvadora de Dios: toda nuestra existencia consiste en volver a Dios.

Ahora, nuestro regreso a Dios debe efectuarse de la misma manera como Dios ha venido a nosotros, a saber, por María. Esto lo describe desde la antigüedad el famoso axioma cristiano: “Por María a Jesús”. Nuestra Señora de Fátima lo confirma con las sencillas palabras: “Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te lleva a Dios”.

Dios no obliga a ningún ser humano, sino que quiere nuestro libre consentimiento para su obra salvadora en nosotros. Es por ello que María sólo puede realizar su misión como mediadora, si nosotros claramente accedemos a ello por un acto de voluntad, si aceptamos con un “sí” consciente y decidido. La Medianera podrá desenvolver toda su obra amorosa en nosotros, según la medida en que nosotros nos ofrezcamos a Ella, con un acto de entrega y de consagración de nosotros mismos.

Observemos un poco más de cerca lo que le regalamos a la Madre de Dios con nuestro acto de consagración. Hemos visto que hay dos realidades en nuestra vida espiritual: nuestra relación con Dios y nuestra relación con el prójimo. Esto resulta en dos actos de consagración que se complementan mutuamente:

1º) Nos entregamos a María para que Ella sea nuestra Madre y Señora y nos convertimos en sus hijos y esclavos. Es el acto importante y fundamental de la entrega total, que expresa nuestra total entrega a María, limitada a nuestra santificación personal y nuestro retorno a Dios por María. Así lo ha querido la Divina Providencia, al inspirar a San Luis María Grignion de Montfort para redactar la Consagración Total a María, que se nos presenta maravillosamente en el “Libro Dorado”.

2º) Nos entregamos a María para que Ella tome nuestra vida en el mundo, en sus manos, es decir, las tareas que debemos cumplir en él. Ella debería ser la causa principal (obviamente siempre subordinada a Dios) de todo nuestro actuar y nuestras relaciones hacia los demás, para que seamos “instrumentos en sus inmaculadas manos”. Este acto de consagración de San Maximiliano Kolbe comienza con un corto resumen de la consagración según San Grignion de Montfort. Principalmente, se trata de que le pidamos a María que tome en posesión todas nuestras facultades, para que sean canales a través de los cuales Ella pueda realizar milagros de conversión y santificación en las almas. De esa manera podrá “aplastar la cabeza de la serpiente” y “vencer sobre todas las herejías en la tierra entera”, y así establecer “el reinado del Sagrado Corazón de Nuestro Señor”.

Esto es lo que quiero proponerles como propósito para el año 2019: que nuestra Consagración a la Inmaculada –como sus instrumentos– penetre cada vez más todas las áreas de nuestra vida, para que todo lo que le ofrezcamos con nuestra oración, se haga realidad en nuestra vida diaria.

Esto significa, en primer lugar, rezar en forma meditada el Acto de Consagración, saborear cada frase, cada palabra, para una comprensión lo más profunda posible. En el fondo de las palabras “María, Nuestra Madre plena de amor”, “Dios ha resuelto confiar la completa orden de misericordia en Ti”, “instrumento” etc., se abren mundos espirituales completos. Nuestra carta durante este año se dedicará ante todo a guiar hacia estas profundidades espirituales.

Luego se presenta lo realmente importante y difícil: la aplicación de la consagración en la vida diaria. Para eso es preciso una única actitud: ¡la generosidad! Si la persona es mezquina, tacaña, y siempre busca su propia ventaja, entonces no puede seguir el llamado de Cristo Rey, se sofoca en su origen el deseo de amar a Dios y cumplir con Su voluntad. Es por eso que debemos, en primer lugar, intentar ser generosos en nuestra vida diaria: aceptar una humillación generosamente, soportar generosamente las faltas y defectos de los demás, repartir generosamente las Medallas Milagrosas y sus folletos, rezar generosamente el Santo Rosario hasta el final, ofrecer una donación generosa para la Inmaculada. Es decir, ¡no sólo hacer algo, sino hacerlo generosamente!

Vamos a rezar unos por otros, por un aumento en la generosidad al aplicar nuestra Consagración a la Inmaculada, mientras ponemos a todos los Caballeros a los pies del Niño Jesús y Su Madre, para que la luz clara de la Santa Navidad, nos llene de sus gracias, y fluya por nuestra vida de Caballeros a los corazones de los pobres pecadores.

Bucaramanga, 25 de noviembre del 2018
Su agradecido P. Karl Stehlin

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