Novena preparatoria para la peregrinación del 19 al 20 de agosto en Fátima
Agosto 03, 2017, De fsspx.news
El Padre Karl Stehlin, superior del distrito de Asia, de la FSSPX, dirigió esta carta a los Caballeros de la Inmaculada, invitándolos a unirse en una novena preparatoria para la peregrinación que tendrá lugar del 19 al 20 de agosto en Fátima. Todos podemos unirnos a la novena, del 11 al 19 de agosto, aunque no formemos parte de los Caballeros de la Inmaculada ni podamos asistir al santuario mariano.
Queridos Caballeros de la Inmaculada,
Es una antigua tradición – que se remonta al Antiguo Testamento, pero que toma una importancia especial con los apóstoles en el cenáculo – prepararnos apropiadamente para aquellos días importantes de gracias. El aniversario que celebraremos juntos en Fátima, el mes de agosto, (aunque algunos sólo se unan espiritualmente) puede ser descrito, sin exagerar, como único y magnífico: ¡100 años de Fátima y de la MI!
El 19 de agosto de 1917, Nuestra Señora favoreció a los tres pastorcitos (y a través de ellos, también a nosotros) con la aparición más personal de todas. Sorprendió a los niños en un lugar llamado Valinhos, lejos del lugar usual de las apariciones – un lugar simbólico hoy en día por su tranquilidad y reflexión, en contraste con el bullicioso santuario principal. Ahí, Nuestra Señora habló a los niños con una expresión de tristeza en su rostro:
“Recen, recen mucho, y hagan sacrificios por los pecadores; pues hay muchas almas que van al infierno porque no hay nadie que se sacrifique y rece por ellas.”
¿Es acaso una coincidencia que, exactamente 100 años después de aquel día, podamos reunirnos en el mismo lugar?
Por favor, permítanme citar algunos pensamientos de mi libro sobre Fátima, volumen I, para preparar el ambiente para la peregrinación:
“¡Recen – recen – mucho!” Esta repetición de la misma palabra es también algo único en Fátima. Podemos distinguir tres elementos en esta llamada de amor.
Primero: Nuestra Señora, con sus ojos tristes, penetra nuestros ojos y almas, y susurra a nuestros corazones: “¡Hijo amado, reza, por favor! Sin oración no salvarás tu alma, sin oración no podrás unirte a Dios ni recibir sus gracias!”
Segundo: Nuestra Señora renueva su pedido: “¡Recen, recen! ¡No rezas lo suficiente, hijo mío! Por favor, redobla tus oraciones, no tanto en cantidad sino en calidad. ¡Aprende a rezar bien, con todo tu corazón! Esfuérzate por adherirte de todo corazón a tu oración. ¡Y hazlo todo por la gloria de mi Hijo, por mi honor y por la salvación de las almas! Un rosario rezado con mucho esfuerzo y deseo de complacerme, vale más que 100 dichos con negligencia y superficialmente.”
Tercero: Nuestra Señora insiste: “¡Recen, recen mucho! Bien sabes que mi Hijo te pide “rezar siempre, sin cesar”. Sólo si estás en constante unión con Dios, su gracia podrá penetrarte y los dones del Espíritu Santo podrán inspirarte. Yo sé que la unión constante con Dios es una gracia especial, dada únicamente después de muchos años de esfuerzos constantes. Sin embargo, la única forma de “rezar siempre, sin cesar” es multiplicando tus oraciones y rezándolas con frecuencia y muchas veces.”
La mejor forma de corresponder a este llamado de Nuestra Señora, y al espíritu de Valinhos, es luchando en estas pocas semanas previas a la peregrinación por mantener un espíritu de silencio y de oración. ¿Qué significa esto concretamente? Que nos alejemos deliberada y constantemente del ruido de este mundo, que encontremos “nuestro Valinhos” en nuestra vida diaria, y que pasemos tiempo en silencio en compañía de Dios y de Nuestra Señora. Estos momentos de silencio frente a Dios, se convertirán en los cimientos y fuente del resto de nuestras oraciones a lo largo del día.
Un método comprobado para practicar la oración constante – aun en medio de las diversas ocupaciones del día – es la repetición de alguna jaculatoria, por ejemplo: “Jesús, María, los amo, salven a las almas.” Esta oración contiene, además de una expresión de amor a Jesús y a María, el amor por las almas, y así nos ayuda a cumplir con el doble mandamiento de amor. Además, coincide perfectamente con el espíritu de Fátima:
1. “Consolar a Dios”
Al decir sinceramente “Jesús, María, los amo” consolamos a “Dios, quien está tan triste.” De este modo, podemos unirnos al Beato Francisco, quien encontró en esta acción todo el propósito de su vida. Es precisamente en Valinhos que Nuestra Señora nos muestra su tristeza, recordándonos así lo mucho que ella y Dios desean que los consolemos por el torrente de pecados cometidos en nuestros días.”
2. “Los pobres pecadores”
Ésta es la segunda petición de Fátima, a la cual Jacinta dedicó de manera especial su vida. La necesidad de los pecadores, revelada a Jacinta, particularmente en la visión del infierno, la consternó a tal grado que ya no pudo pensar más que en ellos, en rezar y sacrificarse por ellos, por el resto de su vida. Todos los días nos cruzamos con un gran número de almas, y tenemos la oportunidad de enviarles un “salva almas” al rezar por ellos. Así es como esta jaculatoria nos recuerda continuamente, durante nuestra vida diaria, la necesidad de las almas y nuestra misión de rezar por ellas.
Si durante las próximas semanas intentamos llevar una vida con mayor fidelidad a este espíritu, seguramente complaceremos mucho a Nuestra Señora, y estaremos bien preparados para encontrarnos con ella en Fátima.
Además, quisiera invitarlos a que recemos juntos una “novena”, del 11 al 19 de agosto; una oración profunda, compuesta especialmente para este año del aniversario por un monasterio irlandés dedicado a la tradición (ver la novena más abajo).
P. Karl Stehlin
[1] Fatima — A spiritual light for our times, by Fr. Karl Stehlin
Oración preparatoria para la peregrinación a Fátima 2017
Oh Inmaculada Virgen María, Reina del Santísimo Rosario, mujer vestida de sol, tú que visitaste Fátima hace cien años para dar a conocer a los hombres tu Corazón Inmaculado y maternal, recibe nuestro acto de total consagración a ti. Recíbenos en el refugio seguro de tu Corazón Inmaculado, como arca de salvación preparada por el Espíritu Santo para nosotros y para todos los hijos de la Iglesia católica del oriente y occidente.
Permite que este año, encontremos en tu Corazón Inmaculado un santuario de oración incesante, un tabernáculo de intimidad con la Santísima Trinidad, un hospital para la curación de todas las enfermedades, un puerto de paz en medio de la confusión que amenaza a todos, incluso a las almas más valientes y fieles. Inspíranos a empuñar el rosario, que tú tanto amas, y a convertirlo en la oración incesante de nuestros corazones y en la expresión de nuestro deseo de vivir y morir consagrados a tu Corazón Inmaculado.
Lleva nuestros corazones al Cordero que se inmoló sobre el altar de la Cruz, que continúa ofreciéndose por nosotros sobre los altares de la Iglesia y desde el tabernáculo, donde permanece oculto, en silencio y frecuentemente olvidado.
Ayúdanos para que este año sea una manifestación grande y poderosa de tu compasión por los pobres pecadores, y el inicio del triunfo de tu Corazón Inmaculado en la Iglesia, desde la salida del sol hasta su puesta, y en todo el mundo. Superando todos los obstáculos, ya sean del demonio o del hombre, revela a todas las almas la llama del amor que arde en tu Corazón maternal y la gloria del Padre que brilla en el rostro de su Cristo, Jesús, el fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce siempre Virgen María!