Admisión a la Militia Immaculatae
En esta ceremonia hay que tener en cuenta dos cosas: la parte práctica, cuyos elementos se presentan en la pestaña „Ceremonia de admisión„, y la parte espiritual, que sólo comienza con el acto de consagración a la Inmaculada.
Por tanto, es necesario volver larga y frecuentemente a este segundo punto, ya que es la piedra de toque de toda alma verdaderamente mariana. Un alma que se conformara con hacer su acto de Consagración y, después, no hiciera más uso de él, perdería todos sus beneficios.
Vivir su Consagración
Vivir la Consagración significa sencillamente instaurar el Reino de la Inmaculada en cada lugar, en cada sociedad, en mi casa, a mi alrededor…
Esto se hace, en primer lugar, mediante la oración y la acción concreta que consiste en vivir bajo la mirada de María.
Así, allí donde reina la Inmaculada, „aplasta la cabeza de Satanás“, „triunfa sobre los errores y las herejías“, aleja las tentaciones, concede „todas las gracias de conversión, de renovación interior y de santificación“. Además, todo nuestro pequeño apostolado, por humilde que sea, adquiere una dimensión nueva y extraordinaria, porque el más mínimo detalle de nuestra vida se convierte en propiedad de María, dondequiera que vaya y haga lo que haga (acción, oración, sufrimiento, sacrificio, trabajo), es María la que reza, se sacrifica, actúa y hace que el „éxito“ sea no sólo seguro, sino puro y santo.
En esta página titulada „Vivir la consagración en la vida cotidiana“ se presentan documentos e informaciones muy prácticas: Las indulgencias de la M.I., el Calendario Mariano, las tarjetas virtuales…