La Maternidad Divina de Nuestra Señora

La Maternidad Divina de Nuestra Señora

Al exaltar la maternidad divina de la Santísima Virgen, la Iglesia celebra a la Madre por excelencia y al modelo a seguir de todas las madres.

El dogma de la Maternidad Divina de la Santísima Virgen fue proclamado en el Concilio de Éfeso, en el año 431. Esta fiesta fue instituida por el Papa Pío XI en 1931, con ocasión del XV centenario del Conciclio de Éfeso.En los textos de la liturgia, la Iglesia expresa cómo María es la Madre de Jesús, pero también nuestra Madre, ya que es a través de su intercesión que nos obtiene la gracia que nos une sobrenaturalmente a su Divino Hijo. La maternidad virginal de María se extiende desde Cristo, a quien verdaderamente engendró en su carne, a todos los miembros del Cuerpo Místico del Hijo de Dios.

San Pío X expone esta enseñanza en la encíclica Ad diem illum (1904):

“¿No es María la Madre de Cristo? Ella es por tanto, también nuestra Madre. Por tanto, todos los que estamos unidos a Cristo, somos, como dice el Apóstol San Pablo, miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos (Ef. 5,30). Debemos decirnos originarios del seno de la Virgen, de donde salimos un día a semejanza de un cuerpo unido a su cabeza. Por esto somos llamados, en un sentido espiritual y místico, hijos de María, y Ella por su parte, nuestra madre común. Madre espiritual sí, pero madre realmente de los miembros de Jesucristo, que somos nosotros…”

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