El día 27 de noviembre, fiesta de la Medalla Milagrosa, emblema de la Milicia de la Inmaculada, se realizó en el Seminario Nuestra Señora Corredentora la ceremonia de admisión de Seminaristas y Hermanos deseosos de ingresar en la Milicia para servir a María como instrumentos suyos en la salvación de las almas.
Se llegó a un total de 20 nuevos Caballeros de la Inmaculada, entre ellos dos diáconos a punto de ser ordenados sacerdotes, y por ello a punto de comenzar su apostolado bajo las directivas de la Inmaculada.
La ceremonia tuvo lugar en la iglesia del Seminario, dedicada a la Inmaculada Concepción; así que, tanto por la fecha como por la Patrona de la iglesia, quedó bien realzada la significación de la ceremonia.
Se siguió en todo el ritual de la Milicia de la Inmaculada, en presencia del R. P. José María Mestre Roc, quien dirigió a los nuevos Caballeros una alocución señalándoles la razón de haber elegido la fecha del 27 de noviembre para dar comienzo a la Milicia de la Inmaculada en el Seminario, y el significado de entregarse a María como instrumento, ahora en el Seminario, y mañana en el apostolado. Particularmente señaló, haciendo alusión a la aparición de Nuestra Señora a Santa Catalina Labouré, que los nuevos Caballeros son llamados a ser esas manos de la Inmaculada de las que proceden todas las gracias, y que a ellos les toca, por su fidelidad, ser manos que distribuyen los rayos luminosos, esto es, las gracias que realmente son dispensadas, y no manos con rayos apagados, esto es, que por su culpa ponen estorbo para hacer llegar a las almas aquellas gracias que la Virgen quiere conceder a través de su intermedio.
Con todo su fervor, los nuevos Caballeros pronunciaron su consagración a la Inmaculada, entregándose “por completo y totalmente” a María como bien y propiedad, en “vida, muerte y eternidad”, para ser “en sus manos inmaculadas un fiel instrumento”.
Pedimos al Señor, y a su Santísima Madre, que esta consagración signifique realmente, para cada uno de los nuevos miembros de la Milicia, una victoria de la Inmaculada sobre la Serpiente, camuflada en el mundo.
Dignare me laudare te, Virgo sacrata
Da mihi virtutem contra hostes tuos