San Luis de Montfort contempla la vida oculta de Nuestro Señor. ¿Qué es lo que ve? El Dios Todopoderoso que se encierra en el vientre de María durante nueve meses, para luego vivir como un pequeño bebé dependiendo de ella en su alimentación y atención física.
Sin embargo, esta no es Su elección. Por el contrario, Él permanece treinta años, sí, tres décadas, junto a la Virgen en Nazaret, sometiéndose a su voluntad, siendo sumiso a ella en todas las circunstancias. Estos son los hechos, como nos lo dice el Evangelio.
San Luis reconoce por un lado estos hechos y por otro que no hay error alguno. No hay errores en la vida de Nuestro Señor. Todo lo que Él hace corresponde exactamente al plan del Padre y es lo más perfecto que se puede hacer. Aquí tenemos un misterio que la mente humana no puede reconciliar: por una parte, el hecho de que la vida de Nuestro Señor fue perfecta en todos los aspectos, y por otra parte que pasó treinta años sujeto a Nuestra Señora. ¿Cómo es que éste era el mejor plan?
“Nuestro Señor no desdeñó encerrarse en el seno de la Santísima Virgen, como cautivo y como esclavo amoroso, y luego estar sujeto y obedecerle durante treinta años. Es aquí donde la mente humana se pierde, cuando reflexiona seriamente sobre la conducta de la Sabiduría Encarnada que quiso entregarse a los hombres, no directamente, aunque lo hubiera podido hacer, sino a través de la Santísima Virgen.” (Verdadera Devoción a María, §139).
San Luis indica que Nuestro Señor también eligió depender de Nuestra Señora en el obrar de sus milagros, al decir lo siguiente:
“Si examinamos de cerca la vida de Nuestro Señor, veremos que fue Su voluntad comenzar sus milagros por medio de María. Él santificó a San Juan en el vientre de su madre, Santa Isabel, y lo hizo por la palabra de María. Tan pronto como ella habló, Juan fue santificado; y este fue Su primer milagro de gracia. En las bodas de Caná, Él cambió el agua en vino, pero fue por la humilde oración de María; y este fue Su primer milagro de naturaleza. Él comenzó y continuó Sus milagros por María, y los continuará hasta el fin de los tiempos por María.” (Verdadera Devoción a María, §19)