Una vez que ya era semejante a Cristo, podía María colaborar con El.
1º Ante todo, será Corredentora con Cristo, siendo con El un solo principio moral del acto redentor mismo, y a este título, Sacrificadora secundaria y Víctima subordinada del Sacrificio del Calvario.
2º Y como el acto redentor merece todas las gracias necesarias o convenientes para la salvación de la Humanidad, María participa también a este aspecto, mereciéndonos todas las gracias que serán concedidas a los hombres. Y así como Cristo es Mediador de todas las gracias, porque El las mereció al precio de su sangre, del mismo modo María, por ser Corredentora y haber merecido todas las gracias en unión con Jesús, al precio del martirio de su Corazón inmaculado, queda establecida por Dios Mediadora universal de todas las gracias: Ella nos ha merecido toda gracia, Ella la obtiene por su omnipotente oración, y Ella nos la destina y consiente a ella por un acto libre y consciente de su voluntad.
3º Ahora bien, la gracia es la vida del alma, su vida sobrenatural. Por lo tanto, como María comunica realmente la vida a las almas, Ella se convierte en Madre espiritual de todos los redimidos, ejerciendo sobre ellos una verdadera maternidad: María cumple de manera eminentísima todas las funciones que una madre ejerce en la vida de su hijo.
4º Redimir las almas, aplicarles los frutos de la redención, comunicarles la gracia, engendrándolas así a la vida sobrenatural, formarlas y hacerlas crecer en ella, es una obra ardua, pues a ella se oponen poderosas fuerzas adversas coaligadas contra Dios y contra las almas: el demonio, el mundo y las malas inclinaciones que el pecado original ha dejado en todo hombre. Lo cual significa que redención, santificación y vivificación son un combate incesante. Pues bien, en esta lucha María es la eterna adversaria de Satanás, detrás de la cual Cristo parece esconderse, como en otro tiempo la Serpiente se había escudado detrás de Eva. María es la eterna y siempre victoriosa Combatiente de los buenos combates de Dios.
5º Más que eso: por debajo de Cristo, Ella es la invencible Generala de los ejércitos divinos, pues conduce y dirige el combate. Ella es para la Iglesia y para las almas todo lo que un general es para su ejército: da a las almas y a las mismas autoridades de la Iglesia las luces necesarias para descubrir las emboscadas de Satán y dirigir la batalla; sostiene los ánimos de sus hijos, los vuelve a lanzar al combate sin cesar, y les suministra las armas adecuadas para asegurarse de la victoria; pues todo eso es, con toda evidencia, obra de la gracia: gracia de luz, de valentía, de fortaleza, de perseverancia; y toda gracia, después de Cristo, nos viene de María.
6º En fin, por ser Madre de Dios, Socia universal de Cristo y Corredentora de la humanidad, María es también Reina universal junto a Cristo Rey; pues Jesucristo, después de asociarla a su obra redentora, esto es, al trabajo, sufrimiento y dolor, quiere asociarla luego a su triunfo y a su soberanía. Esta es la razón de la Asunción de María a los cielos: Cristo asocia a su Madre a su propia Ascensión, llevándosela al cielo en cuerpo y alma, y constituyéndola Reina de todo lo creado.