La difusión de la buena prensa es todavía hoy muy baja, ya que muy pocos consideran su deber difundir la buena literatura.
«Por lo tanto, hacen falta bibliotecas, salas de lectura, librerías y bibliotecas de préstamo verdaderamente católicas. Me duele el corazón al ver literatura sin valor en los escaparates de las bibliotecas municipales y, dentro, una larga cola de jóvenes. ¡Quiera Dios que en un futuro próximo no haya ya ninguna ciudad o pueblo sin bibliotecas de préstamo gratuito y salas de lectura con buenos libros y periódicos! Que en todas partes se formen grupos con el fin de difundir la buena prensa, y os aseguro que la faz de la tierra cambiará». (Manuscrito Acción Católica; CDM, p. 195–196. 194)
La M. I. 2 – Creación de publicación
La M. I. 2 podría también convertirse en vivero de nuevas publicaciones que defendieran particularmente el ideal de la Inmaculada. Para eso, necesitas buenos redactores.
¡Cuán importante es el papel del redactor de un periódico católico!
“El redactor forma la opinión pública, tiene una gran influencia en la sociedad, por eso también tiene una responsabilidad muy grande ante Dios. Para que la prensa dé buenos frutos, el redactor debe vivir como un buen católico, y antes de escribir un artículo, debe orar y pedirle a Dios fuerza y luz. Solo puede darse lo que se tiene”. (Hno. Gabriel Siemiński, Na fali wspomnień; CDM, p. 192.)
Debemos exigir a los colaboradores y editores que escriban verdaderamente en el espíritu de la M. I., es decir, que hablen de la conquista del mundo para la Inmaculada, de la salvación y santificación de las almas por la Inmaculada, y que por otra parte eviten ataques contra personas, partidos u otras naciones.
Nuestro fin primordial es siempre la conversión y santificación de las almas, es decir, debemos conquistarlas para la Inmaculada, amando a todas las almas, incluso a las de judíos, los francmasones, herejes, etc.
Se sigue que los colaboradores de la redacción podrán escribir según el espíritu de la M. I. solo en la medida en que ellos mismos no solo pertenezcan a la MI, sino que también vivan para la Inmaculada, de modo que consideren los acontecimientos, los hombres y sus acciones con los ojos de la Inmaculada, es decir, como Ella misma los ve. Incluso el político, el científico, el economista escribirán para complacer a la Inmaculada, para ser verdaderamente instrumentos en las manos de la Inmaculada.
¡Que escriban como Ella misma lo haría!
