Carta circular de la MI – Agosto/setiembre 2015

Carta circular de la MI – Agosto/setiembre 2015

Pater Stehlin IndienComo ustedes saben, el Padre Carlos Stehlin fundó en el año 2000, la MI según su forma original. Desde hace un año es Superior del distrito de Asia y a pesar del gran trabajo que esto significa, está dispuesto a enviarnos con regularidad una carta circular para la MI.

¡Le estamos por ello muy agradecidos! Encontrarán aquí su primera carta, en la que nos invita, como a Caballeros de la Inmaculada, a servirla con agradecimiento y fidelidad.

Estimados Caballeros de la Inmaculada

Con gran alegría les escribo por primera vez para poder contemplar juntos los milagros que la Inmaculada obró en nosotros, no sólo en el pasado, sino también en nuestros días.
La breve historia de la fundación de la MI en su forma original, tal como la fundó San Maximiliano Kolbe, es una fuente de gracias que sólo podremos comprender y valorar en la eternidad. A partir de 1994, hubo grandes dificultades con el apostolado en Polonia. El número de fieles iba cada vez más en descenso. Pero apenas se fundó la MI en Varsovia, el sábado 6 de mayo de 2000, fue manifiesta la lluvia de gracias que bajó del cielo. Hace poco me escribió uno de nuestros sacerdotes, el cual debe a la Inmaculada su vocación y su fidelidad a la misma. Este sacerdote conoció y amó más profundamente a la Inmaculada a través de la MI, a la que ingresó ya en 2000. A pesar de que en los primeros años no se hizo mucho en Polonia (sólo se admitía solemnemente a los miembros y de tanto en tanto recibían los Caballeros una carta circular), la Inmaculada utilizó este humilde inicio para dar a conocer la Tradición católica en todo el país. Doce años más tarde, tanto fieles como sacerdotes diocesanos que volvieron a celebrar la santa misa tradicional, me escribieron diciéndome que encontraron el camino de la Tradición a través de los artículos publicados al comienzo sobre la Inmaculada y sobre el auténtico espíritu de San Maximiliano. Estoy convencido de que el maravilloso renacer de la tradición en Europa del Este, especialmente a partir de 2005, se lo debemos a la Inmaculada y a las silenciosas oraciones y sacrificios de sus Caballeros. En 2002 confié esta gran obra a los capuchinos de la Tradición en Francia, los cuales ya han inscrito en la MI a miles de miembros. A partir de 2004 fui invitado varias veces a dar a conocer la MI en los EEUU a través de conferencias y retiros. Allí se encuentra el grupo más numeroso de Caballeros de la Inmaculada ¡más de 5000!
Seguramente ya conocen los inicios de la MI en Suiza, gracias a los infatigables esfuerzos de mi estimado amigo el Padre Mörgeli. El 8 de diciembre de 2014 fue fundada la MI en Alemania y en Asia. ¡Gloria sea dada a la Inmaculada que aquí en Asia ya ha agrupado a 2500 Caballeros en torno suyo en tan corto tiempo!

Pero no son las cifras lo más importante, sino la grandiosa obra de nuestra Madre del cielo en aquéllos que se han ofrecido totalmente a Ella a fin de ser modestos instrumentos entre sus manos inmaculadas: causas segundas, para que ELLA – la causa principal – pueda salvar muchas almas. Si Nuestro Señor nos asegura que no quedará sin recompensa un vaso de agua dado al prójimo por amor de Dios, ¡cuánto más una oración, un pequeño sacrificio por la salvación de las almas! Estemos seguros de que todo aquéllo que hagamos por la salvación de los otros redundará con creces en nuestro provecho.

Quizá podríamos pensar que hacemos algo grande y glorioso cuando ayudamos un poco a la Inmaculada. En verdad es todo lo contrario: nosotros no hacemos casi nada, y en realidad deberíamos ver con compasión nuestros pobres esfuerzos, que tan poco valen. ELLA empero se regocija mucho de nuestras “naderías” y nos colma con un torrente de gracias. Hay que entenderlo bien: estas gracias no son sensibles y a menudo se las reconoce después de un tiempo, a veces después de años. Pero una cosa es cierta: una de las gracias más grandes de su vida es la de tener el honor de ser CABALLERO DE LA INMACULADA.

¿Me permiten darles un consejo? Podríamos de tiempo en tiempo agradecer a la Inmaculada con toda nuestra alma: “Madre y Reina mía, Tu me has sacado del mal camino y me has hecho Tu instrumento, a mí, indigno pecador. Mi vida espiritual era más bien mediocre, sin sentido ni meta. Y entonces llegas Tú y me infundes una luz nueva: Tú me pides, casi de rodillas, que te ayude a sacar las almas de las tinieblas y conducirlas a la maravillosa luz de Dios, a desviarlas del camino de la condenación al de la eterna felicidad. ¿Quién soy yo para que Tú, Señora y Reina, Te abajes ante mí y me implores ayuda?! ¡Sólo me resta agradecerte por tan inmenso amor! ¡Sólo puedo responder con todo mi corazón: ¡SI, LO QUIERO! ¡ECCE-FIAT! ¡Dame la gracia de alabarte, oh Imaculada!”

Desde ya les agradezco sus oraciones, sacrificios y acciones a favor de la salvación de las almas.

Con mi bendición,

Padre Carlos Stehlin

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