Carta del Padre Director Nº 1

Carta del Padre Director Nº 1

¡Queridos Caballeros de la Inmaculada!

carta del padre directorCuando San Maximiliano escribían a los caballeros, ellos solían llamar a sus mensajes “cartas de nuestro Padre Director”. Luego de su muerte sus sucesores, los moderadores internacionales de la MI, continuaron por mucho tiempo esta tradición por la sencilla razón de que era más fácil fara los caballeros usar la palabra ‘director’ que la terminología canónica medio complicada “moderador internacional”. Como la Providencia Divina, a través de la voz de los superiores, ha elegido a su servidor como moderador internacional de la “Militia Immaculatae—de la observancia tradicional”, permítaseme seguir las huellas del santo fundador para enviarles a Ustedes, más o menos regularmente, la Carta del Padre Director. De la misma manera que los caballeros de aquel tiempo reconocieron en San Maximiliano tanto a su padre como también a su guía, así igualmente les pido a Ustedes humildemente sus oraciones, de modo que yo sea un eco fiel de él, para que hoy en día, cuando nos faltan terriblemente verdaderos padres y guías, él sea nuevamente y más que nunca nuestro “Querido Padre y Director”.

En esta primera carta quisiera informarles acerca del origen de la Militia Immaculatae en su observancia tradicional y darles una breve reseña histórica desde sus comienzos hasta nuestros días.

Fue en nuestro primer año en el seminario, en el año 1981, cuando los líderes del Movimiento Juvenil Católico tradicional de Alemania (KJB) publicaron un boletín dedicado a la vida y a los trabajos apostólicos de San Maximiliano Kolbe. Nosotros, los seminaristas, estábamos fascinados de descubrir este Santo de nuestros tiempos, quien era absolutamente tradicional en su fe profunda y celo apostólico, pero quien, al mismo tiempo, trabajaba con los medios tecnológicos contemporaneos. Era un santo que fascinaba a los jóvenes aún en nuestros tiempos.

Este tema de la conversión de la juventud surgió de nuevo cuando, desde 1986, fuimos nombrado en África. Inspirado por el mensaje de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima (los tres tomos de libros por Fray Miguel de la Trinidad) y por la biografía de San Maximiliano Kolbe (por María Winowska), el Padre Löic Duverger, en aquel entonces, fundó en 1988 un movimiento para jóvenes mujeres, la “Companie de l’Immaculée”, Compañía de la Inmaculada. Como la MI cuenta con tres grupos, las jóvenes fueron divididas en “niñas, siervas y apóstoles de la Inmaculada”, cada uno de estos grupos realizaría más generosamente los pedidos del Corazón Inmaculado en Fátima. Cada una de ellas será más generosa en esforzarse por la conversión de otras niñas. Los resultados fueron aplastantes: luego de 5 años de existencia, grupos de la “CI” fueron establecidos en varios regiones de la capital de Gabón para convertir los niños de los vecindarios, muchas “apóstoles” estaban de catequistas para 1500 niños en nuestra misión San Pío X. Durante el jubileo por el 75º aniversario de Fátima la CI hizo varias veces la obra de teatro acerca de las apariciones y eso atrajo cientas de nuevas personas a la Iglesia. Pero el fruto más maravilloso fue el cambio interior en muchas jóvenes quienes vivían una vida interior auténtica y mostraban, a veces, valor heróico para defender la fe en el medio del ambiente pagano o, incluso, de la familia. Algunas de ellas trajeron a la conversión a sus padres, a sus hermanos y hermanas. Entre las que murieron en temprana edad por causa de las varias enfermedades tropicales, pudimos observar un grado excepcional de virtud y aún de santidad. Tales sorpresas increibles nos confirmaron en la convicción en el poder extraordinario de la Inmaculada en nuestros tiempos, en la importancia excepcional de Fátima, y en la necesidad de hacer todo nuestro trabajo apostólico sólo con ELLA y bajo SU mando.

Pero sólo recién en 1994 cuando, de modo sorprendente, fuimos nombrado para comenzar los labores de la Tradición Católica en Polonia, hemos descubierto realmente quién era San Maximiliano Kolbe y su Militia. La lectura de sus cartas y conferencias en la lengua materna nos ha hecho descubrir a un genio universal, un contemplativo y, a la vez, tan activo, un teologo de los misterios más profundos de María, y un maestro de organización quien usaba los medios técnicos e invenciones modernos para hacer conocer y amar a Nuestra Reina por millones de personas. Este pequeño religioso, casi siempre mortalmente enfermo, fundó uno de los movimientos marianos más importante en el mundo, el tercero después de la Legión de María y del Ejército Azul de Nuestra Señora de Fátima; este religioso había abierto, sin recursos materiales, un convento llamado La Ciudad de la Inmaculada, el cual luego de tan sólo 15 años se hizo el más grande en el mundo desde los tiempos medievales con asi 1000 habitantes. No satisfecho todavía en haber encendido el amor a María en su propia patria, emprendió una misión en el lejano Asia con el deseo de dirigir mil millones de almas hacia los pasos de María. Finalmente, luego de esta vida heróica, siguió su muerte heróica en el bunker de hambre in Auschwitz, muriendo por un compañero prisionero, un padre de familia.

Cuando en 1998 nos establecimos en Varsovia para abrir el primer priorato, era evidente que hemos ido a visitar con frecuencia a la cercana Niepokalanów, la Ciudad de la Inmaculada. Era como si el Santo mismo nos recibiera, cuando contemplábamos los restos de este apostolado gigantesco (el museo, la capilla original y las habitaciones donde vivió el Santo, el cementerio y sus compañeros heróicos). Era una experiencia única tener largas conversaciones con los religiosos mayores que lo conocieron personalmente. Sin embargo, tuvimos que descubrir la otra cara de la MI: el lugar estaba lleno de movimientos carismáticos, la librería llena de libros muy liberales y modernistas, fuimos testigos a menudo de ceremonias litúrgicas y reuniones que amontonaban a la gente para excitar emociones huecas semejantes a los de cualquier recital de música rock al aire libre. En 1997, además, fueron publicados los nuevos estatutos de la MI, muy distintos de los anteriores. Uno de los libros bestsellers era del moderador general de la Militia, el Padre Simbula, quien criticaba fuertemente al santo fundador por su estrechez y “por su apego a los opiniones de su tiempo”. Cuando, preguntando al religioso mayor quien conoció al Santo acerca de estos cambios, a menudo lo escuchábamos decir con tristeza: “ahora, todo se ha cambiado”. El ‘Caballero de la Inmaculada’ se convirtió en un boletín piadoso lleno de alusiones modernas y vacío de su sentido original.

Al mismo tiempo se nos acercaron algunos de nuestros jóvenes feligreses preguntándonos si era posible fundar de nuevo la Militia Immaculatae exactamente como San Maximiliano la había fundado. Como la Polonia católica estaba profundamente influenciada por la MI desde la década 20, entonces si se la fundase de nuevo exactamente según el mismo espíritu con que la estableció su santo fundador…

Este pedido nos obligó a analizar si tendría sentido esta idea, ya que en la Tradición ya tenemos un buen número de otros movimientos marianos. Fundando uno más podría dividir el número y la fuerza de los ya existentes. Entonces se organizó una pequeña cruzada de oración, para que la Inmaculada nos mostrara su voluntad.

En este moment hemos descubierto un aspecto aún más profundo de la Militia Immaculatae y de su fundador y nos hemos dado cuenta de que este movimiento es único en el mundo y perfectamente apropiado para nuestros tiempos por las siguientes razones:

1º Como lo indica su nombre, Militia Immaculatae nos hace recordar la Iglesia Militante, la verdadera Iglesia Católica en este mundo en su combate permanente contra el demonio, el pecado y el error. Desde hace 50 años estas verdaderes católicas han sido borradas de las mentes de los fieles a quienes se les enseñan a buscar la paz universal y el respeto mutuo para todas las religiones. Peor aún: las realidades eternas y más importantes acerca del cielo, del infierno, del purgatorio, de la muerte y del juicio, de la lucha contra el diablo, y de la conversión del error a la única verdad católica, estas verdades han sido extensamente abandonadas y reemplazadas por el deseo de unificar al mundo en paz y consenso mutuo. El nuevo orden masónico se ha convertido en el ideal de muchos católicos.

Contra esta plaga modernista la MI aparece como un remedio contra el pacifismo de nuestros tiempos y se convierte en un fuerte recordatorio de la verdadera perspectiva: Estamos en el mundo para luchar por la salvación de las almas. La MI recalca los valores eternos y el uso debido de nuestro tiempo corto en esta vida. Está en su definición el llamado anti-ecuménico hacia la conversión de todos los disidentes, de las falsas religiones, a la única Iglesia verdadera.

2º Esta idea de lucha espiritual tan necesaria en nuestros tiempos provoca el entusiasmo de las almas generosas, particularmente de la juventud, para entregarse por una ideal grande y fascinante. En nuestros tiempos individualistas estamos ante el gran peligro de encerrarnos en nuestra comodidad espiritual, centrarnos en nosotros mismos, y comprender la práctica religiosa como un asunto meramente privado. Luego de un período tan largo de crisis en la Iglesia nos arriesgamos de olvidar que pertenecemos a la Santa Madre Iglesia y que somos responsables de todos los miembros del Cuerpo Místico de Cristo. La MI nos hace comprender profundamente el Gran Nuevo mandamiento de Nuestro Señor: “Amar a nuestro prójimo, tal como Él lo amó”, es decir hacer lo que podamos para salvar las almas que corren hacia el abismo de la condenación eterna. Debemos estar contentos y agradecidos cada vez que uno en la Iglesia vuelve a los verdaderos valores y desea llevarla y con Ella volver a colocar a la Tradición Católica a cada lugar, desde la parroquia más humilde hasta al Vaticano. No debemos apuntar con desprecio a las pobres almas enfermas diciendo “Con tal hereje no quiero tener nada que ver” sino que debemos querer hacer lo que podemos para traerlas de vuelta a las verdades inmutables de Nuestro Señor por medio de la Inmaculada.

3º La Mi nos devuelve nuestra verdadera identidad como católicos junto con una comprehensión más profunda de nuestro papel aquí en la tierra, el de ser soldados de Cristo luchando por el crecimiento del Reino de Dios en la tierra. Para lograr esta tarea, hemos recibido el sacramento de la Confirmación. La Militia Immaculatae no es un movimiento más entre otros con sus rezos y prácticas sino que su esencia ser como una Nueva Ley para nuestra vida que nos dice: todo lo que haces, hazlo como un instrumento en manos de Nuestra Señora, como un caballero en su ejército para vencer al enemigo convertiéndolo, y así extender el reino del Sagrado Corazón de Jesús. Si esta ley penetra toda nuestra vida, ya no desperdiciaremos nuestro tiempo por nonadas sino que llenaríamos nuestra corta estadía en la tierra con las más grandes hazañas, actos eternos, la salvación de almas.

4º Otro aspecto fascinante: este movimiento ansía usar los medios más modernos para el servicio de la Inmaculada. Él hace que el hombre contemporaneo tenga una mirada nueva hacia los medios de comunicación, los cuales son, casi todos, abusados por los poderes de las tinieblas para las peores tentaciones. Como la juventud tiene adicción de sus aparatos electrónicos, la MI convierte esta adicción al servicio de la Inmaculada y la salvación de las almas. Este aspecto podría atraer mucha gente de fuera a unirse a la MI ya que ven que este movimiento se adapta perfectamente a la situación y a las necesidades de nuestro tiempo.

Pero, a la vez, el movimiento está firmemente fundado en el espíritu de oración y sacrificio como las más importantes armas de los caballeros para salvar almas. Se aplica plenamente el pedido de Nuestra Señora de Fátima para rezar y sacrificarse pues tantas almas van al infierno ya que nadie reza ni se sacrifica por ellas. Por otra parte, los métodos de San Maximiliano del rezo apostólico encaja perfectamente a las dificultades de nuestros tiempos de tener una buena vida de oración.

5º El punto más importante, sin embargo, consiste en el lugar que occupa Nuestra Señora, la Inmaculada, en nuestra vida. La MI applica en la vida diaria lo que enseñan San Bernardo y todos los santos marianos, sobre todo la verdadera devoción de San Luís María Grignion quien enseña a hacer todo por María, con María y para María. Se practican concreta y generosamente las grandes verdades de su Inmaculada Concepción y, especialmente, de su papel como Mediadora de todas las gracias de conversión y santficación de todos. La MI hace que el caballero entienda la importancia de la Inmaculada en su vida personal y, especialmente, de su pedido de que le ayude a salvar a sus hijos queridos quienes están todavía perdidos en el error y en el pecado, de la condenación eterna. En el movimiento, los católicos aprenden todos los días, qué es su papel en el mundo y qué importante es él para la obra más grande que un hombre puede hacer aquí en la tierra: la de dar a otros “lo mejor” de la felicidad eterna. Al mismo tiempo le enseña la humildad necesaria: solo él no puede nada, pero todo lo puede como un instrumento de la Inmaculada, como su fiel caballero.

6º Es cierto que todos estos puntos se encuentran también en la Legión de María que ya ha sido establecido de nuevo en su fidelidad a la Tradición en varios países. Pero la Legión de María está organizada según el modelo de la Legión Romana, un movimiento de soldados élites, lo cual requiere mucho de sus miembros. La Militia Immaculatae, al contrario, va para todos, aún al más perezoso, y requiere casi nada para ser caballero. Es un movimiento de las masas para arrojar a todos a los pies de Nuestra Señora, obligando al caballero a darle a Ella aunque sea un dedito; Ella se encargará luego de tomarle la mano y hasta a toda su persona. La Legión de María en Filipinas descubrió en la MI un medio extraordinario para atraer a mucha gente visitada semanalmente por los legionarios vinculándola con Nuestra Señora al convertirse en su caballero.

7º Por más que haya sido fundado para las masas, este movimiento contiene toda posibilidad de colaboración en el trabajo de la salvación: se invita a los que quieren servir a la Inmaculada de modo individual (MI 1), pero también se prevé el apostolado en grupos, círculos, asociaciones, para alcanzar un mejor resultado de apostolado y aún más amplio (MI 2). Y, finalmente, se invita a los miembros más fervientes a pertenecer al élite espiritual para entregarse a una consagración heróica de la vida a Ella (MI 3).

Nunca dse ha visto un movimiento establecido así en el mundo, y él lleva la universalidad de su santo fundador: a la vez totalmente contemplativo y totalmente activo, respetando cada esfuerzo individual y, a la vez, uniendo a las masas, englobando la idea del esfuerzo intelectual más alto (Academias de la Inmaculada) y a la vez las más practicas realizaciones, la eterna e inmutable fe católica con 2000 años de Tradición con los medios e inventos más modernos de nuestros tiempos.

El Superior General estuvo de acuerdo con los argumentos propuestos y permitió la fundación de la MI de observancia tradicional en Polonia. El 6 de mayo de 2000, el primer sábado del mes de María
[1], alrededor de 50 fieles católicos fueron los primeros en hacerse Caballeros de la Inmaculada. Recibieron el “dyplomik” (pequeño diploma), una copia de aquel que era escrito y firmado por San Maximiliano mismo. Los frutos de esta fundación fueron inmediatos: un aumento de generosidad entre los caballeros, una vida regular de oración, un espíritu apostólico sobre todo por la multiplicación intensa del apostolado impreso (boletines, libros, folletos y volantes) que hizo conocer a la Tradición Católica en Polonia. Gracias a la publicación de los textos de San Maximiliano mismo y de sus compañeros caballeros antes de la Segunda Guerra mundial, muchos fieles podrían facilmente distinguir con tanta facilidad la diferencia y aún la contradicción entre las novedades dentro de la Iglesia según el espíritu del Concilio Vaticano II y de los ideales y primeros 50 años de la MI.

En 2002 los Padres Capuchinos tradicionales de Morgon desearon pertenecer a la MI y fundarla en Francia. En 2004 sacerdotes norteamericanos fundaron la MI en algunos Prioratos y Capillas en Estados Unidos, y luego en el año 2006 en Suiza. Pero los comienzos fueron, de alguna manera, compromisos de los ‘fans’ de San Maximiliano y el movimiento estuvo generalmente desconocido en los círculos de la Tradición (salvo en Polonia). Parecería que sólo en estos 3 últimos años quiso Nuestra Señora que su pequeño ejército creciera. Sin publicidades especiales cada vez más fieles se interesaban, gracias a la publicación de folletos y libros acerca de la MI y a 3 sitios importantes de internet en Polonia, en Suiza y en Asia. En 3 años el número de caballeros creció más que el doble desde alrededor de 5000 en 2013 a alrededor de 13000 en 2016. Hasta hace poco el cuidado de la MI en los distintos países estaban en las manos de los sacerdotes miembros de la MI quienes, individualmente y por propia cuenta, trataban de “hacer algo” con el permiso de sus superiores. Para unir los esfuerzos y constituir a la MI como un pequeño ejército de la Tradición Católica, el Superior General—la autoridad suprema de la MI—delegó a su servidor el cargo de coordinador internacional o, según las palabras de San Maximiliano, ‘el director’ de la MI.

Si se meditara un poquito más los siete puntos más arriba acerca de la importancia de la MI en nuestros tiempos, se podría comprender por qué es nuestro anhelo presentar 100.000 caballeros a los pies de Nuestra Señora en el 100º aniversario de sus apariciones en Fátima. Cuando en 1917 ejércitos anticristianos gigantéscos aparecieron en el mundo (la masonería en Roma, el comunismo en Moscú), Nuestra Señora respondió con Fátima y con la fundación de la MI. En 2017 cuando los ejércitos anticristianos celebran su propio aniversario como símbolo de su triunfo al dominar el mundo, ¿no te parece que Nuestra Señora querrá responder de nuevo con su pequeño ejército, con sus apóstoles de los últimos tiempos (San Luís María Grignon de Montfort), con sus hijos consagrados a su Corazón Inmaculado (Fátima), con sus fieles caballeros (San Maximiliano Kolbe)?

Permítaseme terminar con un humilde pedido a cada uno de Ustedes: el 14 de agosto celebraremos la 75º aniversario de la uerte heróica de San Maximiliano. ¿¡Podrían Ustedes, por favor, encontrar un católico y convencerle a que se afilie a la Militia Immaculatae hasta dicha fecha?!

En la festividad de María Reina, 31 de mayo, 2016.

Con mi bendición sacerdotal

Su servidor

Padre Karl Stehlin


[1] En el hemisferio norte, mayo es el mes de María. En el hemisferio sur, es el mes de noviembre—nota del traductor.

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